viernes, 1 de junio de 2012

Píntate...los labios, María


 Muy bien, aquí están esas puertas ya en plena metamorfosis. Nada exótico pero no me diréis que no quedan preciosas en blanco. Ya veis que os pongo el antes y el después. Habrá seguro alguien que piense que antes estaban mejores pero, por suerte, yo no me voy a enterar. Ya veréis qué luz y qué vida le va a dar al hostal. Estoy deseando verlas todas ya colocadas con su marco en madera y reluciendo blancura.
Como buena principiante, cometí un error al empezar el trabajo con brocha. Menos mal que ahí estuvo mi padre para decirme que quizá, con el rodillo sería mucho más fácil, rápido y efectivo. Tenía razón, qué manera de correr tiene el rodillo además de darle un acabado mucho más homogéneo. De la otra forma no me estaba convenciendo mucho y es que parecía que lo había pintado un chiquillo de cinco años.
En fin, superada la crisis de unos días atrás, sólo tengo ganas de ver resultados cuanto antes y, para ello, sólo hay una forma de conseguirlo: seguir trabajando. Yo me pongo mi musiquita y me vuelvo loca con el rodillo para arriba y para abajo. Que tiemble el de Brico Manía porque se va a quedar a la altura del betún. Él construye paredes y jardines pero a mí, mis puertas blancas me van a quedar preciosas.
Hala, ahí os quedáis, que yo me voy a la feria, a desquitarme un poquillo.
¡¡Y ole!!

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