lunes, 25 de junio de 2012

El show debe continuar

El fin de semana ha pasado, gracias a Dios: los sudores del viernes, el partido de la selección, la noche de San Juan y la consecuente resaca. Lo mejor es que vuelvo a gozar de las mieles de internet. Lo peor, que se me olvidó pedir un deseo cuando a las doce de la noche metí mis pies en el salado Mediterráneo. A cambio, me llevé un buen banderazo rojiamarillo en la cabeza y sólo espero que no estén relacionados ambos sucesos. Menudo fallo, con lo que me gusta a mí pedir deseos aunque tenga claro que la realidad no funciona así. Supongo que estaba pendiente de otras tonterías que ahora me la traen al pairo pero prometo no desperdiciar otra ocasión así.
¿Y cuál hubiera sido mi deseo? Creo que lo sabéis de sobra aunque por si acaso lo voy a formular por escrito, quién sabe si algún rescoldo de la magia del sábado aun anda pululando por ahí. Habría pedido que el despegue de este pequeño aunque ambicioso proyecto se produzca con éxito porque servirá para retirar a  una parada de las listas del INEM. Y si me apuras, por qué no imaginar que retiraría a algunos más si la cosa prospera. Pero bueno, me voy a frenar que ya nos sabemos de memoria el dichoso cuento de la lechera. Por ahora, vamos a darle de comer a la vaca y a estar pendiente de ella, que si lo pensamos bien, por lo menos tenemos una vaca. Ya me entendéis.

Tenemos que hablar de esa prórroga que me vais a conceder. Mira, mejor lo llamamos de otra manera porque eso de prórroga me recuerda al fútbol y ahora mismo ese tema me enerva demasiado. Para que luego digan que la gente no se moviliza, pues yo vi el otro día cientos de personas con un objetivo común: ver un encuentro futbolero. ¿Quién dice que España no se echa a la calle cuando es necesario?
Pues eso, que en vez del término deportivo usaremos aplazamiento. Sólo quedan ocho días para que el plazo fijado llegue a su fin y, para ser franca, es imposible que los objetivos se vean cumplidos en tan corto espacio de tiempo. Ya conocéis las circunstancias, la dificultad de una dedicación total, aunque sí que constante e incesante, a los preparativos de nuestro hostal.
Me hubiera encantado estar anunciando ahora mismo la gran fiesta de inauguración pero seamos sinceros, queda un huevo por hacer. Aunque la verdad es que la cosa no puede ir mejor: el avance es imparable, las puertas están prácticamente listas, casi todos los muebles montados, la decoración prevista, las camas elegidas y, atención al dato, me encuentro esperando la inminente visita de nuestra misteriosa decoradora y artista Raquel de Haro. Ya sabéis que no la conozco en persona, de hecho, no habíamos cruzado una palabra hasta hace tres meses, cuando todo esto empezó. 
Fue una persona en común la que decidió que nosotras dos teníamos que hacer tratos y qué buen ojo tuviste, prima.


Espero no volver a sentir la soledad que provoca la cruel exclusión de esta inmensa red de comunicaciones que es internet. Vamos, que espero no volver a quedarme sin Blogger, Google, Facebook, Hotmail, Skype, Twitter, etc, etc, etc.
Mañana vuelvo con más palabras y espero que con menos tonterías. También con el plazo que añadiremos al que pronto expirará. Hay que pensarlo bien porque no habrá más retrasos después de este.
Buen comienzo de semana a todos.




3 comentarios:

  1. Yo ya conozco en persona a Raquel de Haro jiji...y tanto ella como Rosario están deseando ponerse al lío. Te esperan!

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  2. Pero bueno, ¡¿ya están ahí?! Pues que descansen el día que les queda porque el miércoles lo van a flipar waahahahahaaaaaa

    Una cosa, sigo sin saber por qué coj... se me seleccionan frases en blanco. Por mucho que intento cambiarlo, no puedo, es más, va a peor.

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  3. ui pues me había fijado, y he pensado que lo querías destacar o algo jeje, no sé cómo se quita...

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