Según mis cálculos, no debería tardar más de dos semanas en dejarlo todo listo: camas, cortinas, plafones, etc. Sólo quiero ver el piso precioso, limpio, ordenado, luminoso y acogedor. Es lo único que quiero, dejar de ver desorden a mi alrededor cuando estoy allí. Quiero armonía, quiero que el proceso se complete y tener la certeza de que terminé lo que empecé. Si os digo la verdad, ya ni siquiera me importa si hay afluencia de clientes o no. Lo único que quiero es cerrar este capítulo y empezar uno totalmente nuevo y diferente. Qué ganas tengo de pasar esta página llena de incertidumbre y altibajos, aunque también repleta de ilusiones, amistades y descubrimientos. Está siendo como el capítulo eterno de American Psico en el que se describe con pelos y señales la rutina mañanera del psicópata. Demasiado largo.

Me he venido abajo algunas veces. Los esquemas rotos duelen mucho y pensar que las cosas no han resultado ser como siempre creí me ha provocado bajones masivos, de los que me saco diciendo "venga coño, así no haces nada". Y espero que no suene a frase hecha, por dios, pero el saber que había gente ahí detrás, en alguna parte, además de los claramente presentes, me ha hecho seguir.
Lo dicho, mañana:
- Sofás fuera.
- Camas dentro
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