domingo, 22 de abril de 2012

Manos, muchas manos


¿En serio llevo tres días sin escribir na na na? Inconcebible. Así se pierden lectores y regularidad, no puede ser. Aunque si me pudiera justificar un poco diría que el jueves tuve mucho que hacer, a parte de ver a mis queridos amigos de la facultad; le viernes hizo un día absolutamente veraniego en Málaga y estuvimos tiraditos en las calles todo el día hasta las tantas; el sábado, ayy el sábado, vaya día de mierda el de ayer, con perdón. Algo tuve que haber hecho porque el karma se me puso trabajoso:
1-Madrugón total (7:30 am) para ir a recoger el coche de mi padre al pueblo ya que lo necesitaba para ir a currar esa noche a la BBC (you know what I mean).
2-Mañana movidita en casa.
3-Regreso a las Málagas con total normalidad al medio día.
4-Al coche de mi padre se le va la batería, pero al carajo completamente.
5-Odisea y dineral para solventar el problema antes de la hora de irme a trabajar.
6-Sandwich y ducha contra reloj antes de salir pitando al curro.
7-Conclusión: padre desplumado, hija exhausta, hambrienta e impotente ante los caprichosos avatares de la vida pero satisfecha al final del día, o de la noche, porque mereció la pena ir a trabajar.

No me quiero ni acordar, me canso de pensarlo.

Vamos nosotros a lo nuestro, que al final, lamentarse no vale para nada. La verdad es que la historia está un poco parada porque no he estado estos días por allí para seguir moviendo el cotarro. Es más, seguirá así hasta la semana que viene porque tuve el arrebato de comprarme un billete hiperbarato para ver a mis amigos de Cardiff, la maldita nostalgia me pudo y los 38€ del billete ida-vuelta, también. Salgo el martes y volveré y el día 1 de mayo, fecha a partir de la cual le meteré el turbo a este nuestro proyecto. Hay muchísimo que hacer y afortunadamente varias manos que me quieren ayudar por el gusto, ¿no es increíble?
En serio, está pasando algo precioso a mi alrededor. Supongo que es la solidaridad de la gente que se siente como tú, en un extraño purgatorio que nos hace sentir poco útiles después de haber luchado tanto por encauzar nuestro camino hacia algo bueno y provechoso. Aunque más que nada, yo diría que se trata de la desilusión de ver que todo lo que nos habían contado sobre la vida, las aspiraciones, el trabajo por cuenta ajena, las empresas y sus empresarios, la cotización, la jubilación, etc, se desmorona ante nuestros ojos, como un helado al solano. Ya nada de eso importa; la jornada laboral de ocho horas, el descanso para comer, las vacaciones en agosto, todos a la vez en plan masivo, sistematizados y arrancados de la creatividad y la propia iniciativa.

Pues bien, debe ser debido a este sentimiento común de decepción y desengaño, que algo está pasando, algo muy alentador y que me hace muchísima ilusión. Varias personas me han ofrecido su ayuda desinteresada y han compartido conmigo, sin apenas conocernos algunos, sus situaciones actuales, es decir: el desempleo, vuelta a casa de los padres, colaboración intensa en las tareas domésticas e incertudumbre, pero muchas, muchas ganas de empezar a asomar la cabeza fuera de ese hoyo raro en el que nos hemos metido. Esta caída estrepitosa, este hostión que nos hemos dado, encima vamos a tener que agradecerlo porque, si lo pensamos bien, nos ha liberado de una vida laboral mecanizada, triste y que no estimula la gran imaginación que tenemos en nuestro coco. Hay que joderse, ¿no? Es la oportunidad de intentar hacer lo que de verdad queremos.
Primero fue Raquel, que se ha vuelto loca dibujando bocetos para los interiores de la casa; desde Mallorca y sin que nos hayamos visto las caras ni una vez. Luego ha sido Marta, una compañera de la facultad a la que no veo desde hace un siglo y que, de repente, me ofrece venirse a Antequera a echarme una mano, porque es muy manitas y quiere hacer algo más que estar en casa. Además, Juanlu, otro mochano y amigo en común de mi querida Pamola, además de informático, me dice que cuando necesite material o soporte informático, cuente con él sin dudarlo. Mi madre me regala parte del mobiliario de nuestra casa y afronta económicamente todo lo que yo no puedo, que es un motón. Mi padre no deja de mandarme páginas web donde poder colocar la publicidad del "hostel" y me da muchas ideas buenísimas.
Mi hermana se encarga de hacerme las tarjetas, los fliyers y la publi. El galés me ayudará a traducir todo esto al inglés y así crear la versión anglosajona del blog. Mis amigos y conocidos difunden la idea de boca en boca, hablando maravillas y recomendándolo, a su vez, a sus amigos.
Todo esto conforma una de las cosas más bonitas que me han pasado nunca, y contando con la ironía de que es resultado de un momento muy crítico e incierto de nuestras vidas. Cada uno de nosotros lo vamos a hacer, ya lo veréris.

Hoy, para compensar un poco el silencion de los días anteriores, vamos a tener entrada por partida doble: esta de desahogo y reflexión, y otra más práctica, donde veremos los avances que ha hecho la amiga Raquel, ya sabéis, la mayorquina.
¡Tahora!

3 comentarios:

  1. Preciosa entrada, Ángela, llena de energía. Un besazo! Mucho ánimo y suerte.
    Ah y por cierto, para profesores de los IES que vienen a hacer sustituciones por pocos día, unas semanas, o algún mes... puede ser una opción muy interesante ese tipo de alojamiento económico, así que publicítalo en los centros escolares. Y si le añades las clases de conversación, puede ser un "boca a boca" muy interesante para ese gremio.

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  2. ...mallorquina, no, por dios, de Graná, Graná, Ángela...jajaja

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  3. :D ya lo sé, era para que se viera que colaboramos en la distancia, ya sabes "Tú a Mayorca y yo a Antequera" jajaja. Pero claro que hay que decir que eres granaina de pura cepa, hombre ya!

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