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sábado, 19 de mayo de 2012

Caprichos

La vida te da sorpresas, sorpresas te la vida. ¿A que no adivináis? De sobra sabéis la pésima racha laboral que llevo arrastrando desde hace un tiempo a esta parte. Ahora parece que estoy levantando cabeza con mis labores en la BBC pero hay más. Vamos a jugar un rato, a ver quién acierta. ¿Qué ocurre cuando te tiras una buena temporada de soltería? Que llega un punto en el que no te comes una rosca, ¿es o no? "Es" diríais vosotros al unísono. ¿Y qué pasa cuando te ennovias? Que te salen las roscas de todas partes y hay que admitir que da mucha rabia. ¿Por qué no antes, cuando la cosa tenía sentido? Caprichos del destino, supongo.
Ahora bien, extrapolemos este vago ejemplo al ámbito del trabajo. Seguro que ya lo tenéis. Pues sí, un periodo de sequía absoluto y en el momento que me sale un trabajillo el teléfono empieza a sonar como loco cada 24 horas. El otro día ya os dije que tenía una entrevista de trabajo, con un fotógrafo profesional que se dedica a la BBC pero que esta vez requería mis servicios para los reportajes de los eventos. "Dios, sí, y se acabará el asedio en los combites", me dije justo después de colgar el teléfono. No es mi trabajo soñado pero significaba un paso más en el mundillo nada despreciable de las Bodas, Bautizos y Comuniones, y al menos trabajaría en Málaga y no por pueblos cercanos a Nerja.
Pero agarraos, que justo un día después de entrevistarme con este profesional de la fotografía de saraos, recibo una nueva llamada de teléfono. Se trataba de una nueva entrevista pero esta vez el puesto a desempeñar era de diseño gráfico...Oh my God. Y hasta aquí puedo leer.
Sí, sí, es que no puedo contar más porque no quiero gafar nada. Nunca fui supersticiosa pero sí tengo la creencia de que si se anticipa algo con demasiada ilusión, al final se va al garete.
No tiene nada que ver esa creencia con nuestro grandioso proyecto, ya que en este caso se trata de pura certeza. Por nuestros ovarios, cojones o lo que queráis, que en julio habrá una casa de huéspedes en Antequera. Es que ya no se trata de una simple propuesta o propósito, es muchísimo más que eso. Es un sueño, una idea pensada para demostrar que otra forma de trabajar es posible, haciendo aquello que nos gusta, o al menos eso en lo que somos buenos. Este "Dulce hostal" es la prueba de que se puede sobrevivir y sobre todo, vivir, siendo nuestro propio jefe, marcando nuestras propias reglas, horarios, limitaciones, etc. Si nos quedamos en la calle que sea después de haber luchado como gato panza arriba, que dependa de nosotros, de nuestro propio esfuerzo y no de los caprichos del mercado o los del jefe de turno.
Esto, gentío navegante, es tan importante que no se me ocurriría ni por asomo dejarlo de lado, aunque las tornas de mi situación laboral cambiaran de la noche a la mañana. Alternativas hay, pero ese hostel va palante como que me llamo Ángela.
Además, me está trayendo cosas tan buenas e inesperadas, como manos dispuestas a ayudar en lo que sea sólo por el hecho de participar y mucho apoyo de todo el mundo, que sólo podría compensarles con una buena inauguración.

Yo, por lo pronto, sigo con mis fotos en la BBC y respecto a lo demás...ya se verá.
Gracias a todos. Disfrutad de la fiebre de sábado noche.

sábado, 5 de mayo de 2012

Así, no

Vaya diita el el de hoy con tanto llover. Pero bueno, la verdad es que para seguir disfrutando de los frutos que da la huerta andaluza tiene que llover, chico. Me daría coraje si sólo tuviera libres sábados y domingos para disfrutar de la vida, pero como una de las obvias ventajas, porque hoy estoy positiva, de no tener un trabajo normal, de esos de ocho horas y de lunes a viernes, es que pueden caer chuzos de punta durante el finde, que yo, ya me daré una vueltecita por ahí el lunes o el martes.

Vengo de hacer mi ronda fotográfica y para ser sincera hoy ha sido una linda M, vamos que he ganado lo que he gastado sólo en gasolina. Es que la gente no está por la labor y a mí no me queda otra que entenderles. Si es que así no vale, ir a una comunión de mala gana, ¿dónde se ha visto eso? Pues últimamente, en todas partes. Claro, te invitan a una boda , a un bautizo o a una comunión, y señalo "te invitan" porque a ver qué sentido tiene montar un jolgorio, cualquiera que sea, y hacer a tus invitados pagarlo. O quizás debería decir, hacer negocio a costa de ellos, de tus familiares y seres queridos ya que, al fin y al cabo, le montas la comunión a la niña siempre esperando un sobrecito de cada apretón de manos con los cuñados y suegros. Qué chungo, osea que te casas, lo que yo entiendo como una celebración en honor al amor que os profesáis el uno al otro, la presentación en sociedad de una nueva pareja que se mira acaramelada siendo el centro de atención o un compromiso desinteresado y de cariño hacia la otra persona, gritado a los cuatro vientos.
Pues no, lo que yo he podido ver en estos seis años, que se dice pronto, yendo de boda en boda y de comunión en comunión es que los novios están apáticos perdidos, porque no han tenido la boda que querían sino que se les ha ido de las manos invitando a tanta gente; o simplemente es una boda de esas de "porque ya tocaba"; o están cada uno por su lado ocupadísimos atendiendo el amplio protocolo que exige tal celebración.
Resultado: los novios están deseando terminar esa carísima pantomima cuanto antes y largarse de una vez a Punta Cana. Se lo toman con la máxima filosofía posible y cumplen con el billón de fotos que tienen que aguantar pero eso sí, ya que nos hemos metido en fango hasta las cejas con el bodorrio, al menos le vamos a sacar a los familiares lo suficiente como para amortizarlo.
La gente no está para esas crueldades ahora mismo, lo están pasando mal la mayoría, que ya lo sabemos, que es un tema muy trillado pero cierto. El invitado medio se queda temblando después de la boda de su primo, de su colega o de la amiga de su novia. Le trastoca el mes entero y ya se tiene que quitar del café de las diez a lo mejor, o a lo peor, de la mitad de la compra mensual del Día.
¿Qué ocurre? Que este devastador efecto dominó al final me salpica a mí también. Los invitados están allí a disgusto, pensando en el pastón que han soltado en el sobrecito para que les sirvan un par de chanquetes en lugar de unos buenos langostinos. Esto les lleva indiscutiblemente a esperar con impaciencia...¿lo adivináis? ¡Premio! Claro, el inicio de la barra libre. Lógico, hay que evadirse como sea.
Les sale por los poros, no lo pueden evitar, están crispados y crispadas, porque los novios ni siquiera les importan demasiado y encima tienen que estar ahí, como de figurantes. Entonces aparezco yo, llena de simpatía e ilusión, risueña, profesional, con mucho arreglito y además, sin perder la dignidad. "¿Hacemos unas fotos por aquí, familia? Luego os las vendo al salir del convite". Desde luego, es auténtica esa expresión de "si las miradas mataran, yo ya estaría bajo tierra".
No me llamen poco romántica, no piensen que no creo en el compromiso de pareja, en el amor, en la desinteresada ansia de compartir un momento tan feliz con las personas que más quieres. Es que ya son demasiadas bodas en las que he estado y si alguna vez tuve algún un pensamiento matrimonial, que tampoco recuerdo, fue aniquilado por completo hace ya bastante tiempo.
Sin embargo, yo me digo a mí misma "tú para delante, que esto es temporal. Te sirve para hacer realidad un sueño mejor". Y así es, yo, palante.
Mañana me espera comunión y bastante lejos además pero allí estaré yo, con mi sonrisa de oreja a oreja apuntando y disparando con mi cámara de fotos. No tienen ni idea de lo que les espera (ojalá pudiera poner aquí un audio con una risa maléfica, así como de Frankenstein).

Y el lunes, a buscar barniz, pintura blanca y turquesa porque la semana que viene toca embadurnarse en acrílicas. Señores, que ya hemos rebasado el primer mes de reto y sólo nos quedan dos más. Qué estrés y ¡qué ganas!


domingo, 8 de abril de 2012

Domingo igual a martes


Domingo por la noche, con el mal rollo que siempre me daban porque me invadía una sensación rara, oscura, inquietante, que me vaticinaba el comienzo de una dura semana de trabajo y estudio. No se sabía muy bien por qué pero a partir de las siete de la tarde se le iba cambiando a una la cara y el espíritu para volverse sombrío y taciturno. Además, el rumor frenético y repetitivo del partido de fútbol como banda sonora lo hacía aun peor. Sin embargo, el lunes volvíamos a la ajetreada rutina con otro ánimo, mucho más positivos y enérgicos, dispuestos a afrontar la nueva jornada con la mejor de las sonrisas ya que, ciertamente, no quedaba otra. Esto me llevó a pensar infinidad de veces que somos capaces de hacer del domingo, día de descanso, disfrute, ocio y tiempo libre, un día horrible y deprimente por anticipar demasiado lo que al día siguiente nos espera, sin ser tan malo el lunes después de todo. Conclusión, que somos unos expertos en fastidiarnos un día precioso y valiosísimo nosotros mismos.
El caso es que ahora, a mí un domingo me da lo mismo. Da igual si es lunes, martes o sábado por la mañana. Desde hace ya bastante tiempo que me da exactamente igual el día que sea. El por qué está bien claro: no tengo trabajo, al menos no uno con las características clásicas como la jornada laboral comprendida de lunes a viernes, de 9 a 2 y de 5 a 8. Por eso me la repampifla (con perdón) que hoy sea domingo y, encima, el final de las vacaciones de Semana Santa.
No lo hubiera creído jamás si en aquella época estresante de la que hablaba antes me hubiesen dicho que los domingos me parecerían días como otros cualquiera. Pues sí, ha ocurrido.

Lo único que sí tengo hoy es mucho en qué pensar. Mañana vuelvo a mi tarea de preparar desayunos para todos los oficinistas de la zona, quienes acuerdan tomar la primera comida del día, la más importante, a la misma hora. Esto, por si no os habíais dado cuenta, implica una gran responsabilidad así que estaré dispuesta a dar lo mejor de mí cada mañana.

Por otro lado, mañana le toca sesión fotográfica a nuestra futura casa de huéspedes, eso sí, después de haberle lavado un poquito la cara.
Así que queda fijada la misión de mañana en relación a este precioso proyecto:
-Limpiar a fondo
-Fotografiar cada rincón
-Mostrároslo mañana sin falta en la próxima entrada

Y otra para vosotros, donde quiera que estéis:
-Seguid proponiendo nombres para la casita, para que queden agotadas todas las posibilidades y la bauticemos como se merece.
Se me ocurren a mí nombres como "Nómadas", "Travelers", no no, mejor en español que se supone que vamos a ofrecer auténticas vivencias del lugar; cañí, cañí. Bueno, dedicaré lo que queda de día a experimentar con nombres, a ver si así surge uno con personalidad y gancho.
Buenas noches y mejor final de domingo.