sábado, 5 de mayo de 2012

Así, no

Vaya diita el el de hoy con tanto llover. Pero bueno, la verdad es que para seguir disfrutando de los frutos que da la huerta andaluza tiene que llover, chico. Me daría coraje si sólo tuviera libres sábados y domingos para disfrutar de la vida, pero como una de las obvias ventajas, porque hoy estoy positiva, de no tener un trabajo normal, de esos de ocho horas y de lunes a viernes, es que pueden caer chuzos de punta durante el finde, que yo, ya me daré una vueltecita por ahí el lunes o el martes.

Vengo de hacer mi ronda fotográfica y para ser sincera hoy ha sido una linda M, vamos que he ganado lo que he gastado sólo en gasolina. Es que la gente no está por la labor y a mí no me queda otra que entenderles. Si es que así no vale, ir a una comunión de mala gana, ¿dónde se ha visto eso? Pues últimamente, en todas partes. Claro, te invitan a una boda , a un bautizo o a una comunión, y señalo "te invitan" porque a ver qué sentido tiene montar un jolgorio, cualquiera que sea, y hacer a tus invitados pagarlo. O quizás debería decir, hacer negocio a costa de ellos, de tus familiares y seres queridos ya que, al fin y al cabo, le montas la comunión a la niña siempre esperando un sobrecito de cada apretón de manos con los cuñados y suegros. Qué chungo, osea que te casas, lo que yo entiendo como una celebración en honor al amor que os profesáis el uno al otro, la presentación en sociedad de una nueva pareja que se mira acaramelada siendo el centro de atención o un compromiso desinteresado y de cariño hacia la otra persona, gritado a los cuatro vientos.
Pues no, lo que yo he podido ver en estos seis años, que se dice pronto, yendo de boda en boda y de comunión en comunión es que los novios están apáticos perdidos, porque no han tenido la boda que querían sino que se les ha ido de las manos invitando a tanta gente; o simplemente es una boda de esas de "porque ya tocaba"; o están cada uno por su lado ocupadísimos atendiendo el amplio protocolo que exige tal celebración.
Resultado: los novios están deseando terminar esa carísima pantomima cuanto antes y largarse de una vez a Punta Cana. Se lo toman con la máxima filosofía posible y cumplen con el billón de fotos que tienen que aguantar pero eso sí, ya que nos hemos metido en fango hasta las cejas con el bodorrio, al menos le vamos a sacar a los familiares lo suficiente como para amortizarlo.
La gente no está para esas crueldades ahora mismo, lo están pasando mal la mayoría, que ya lo sabemos, que es un tema muy trillado pero cierto. El invitado medio se queda temblando después de la boda de su primo, de su colega o de la amiga de su novia. Le trastoca el mes entero y ya se tiene que quitar del café de las diez a lo mejor, o a lo peor, de la mitad de la compra mensual del Día.
¿Qué ocurre? Que este devastador efecto dominó al final me salpica a mí también. Los invitados están allí a disgusto, pensando en el pastón que han soltado en el sobrecito para que les sirvan un par de chanquetes en lugar de unos buenos langostinos. Esto les lleva indiscutiblemente a esperar con impaciencia...¿lo adivináis? ¡Premio! Claro, el inicio de la barra libre. Lógico, hay que evadirse como sea.
Les sale por los poros, no lo pueden evitar, están crispados y crispadas, porque los novios ni siquiera les importan demasiado y encima tienen que estar ahí, como de figurantes. Entonces aparezco yo, llena de simpatía e ilusión, risueña, profesional, con mucho arreglito y además, sin perder la dignidad. "¿Hacemos unas fotos por aquí, familia? Luego os las vendo al salir del convite". Desde luego, es auténtica esa expresión de "si las miradas mataran, yo ya estaría bajo tierra".
No me llamen poco romántica, no piensen que no creo en el compromiso de pareja, en el amor, en la desinteresada ansia de compartir un momento tan feliz con las personas que más quieres. Es que ya son demasiadas bodas en las que he estado y si alguna vez tuve algún un pensamiento matrimonial, que tampoco recuerdo, fue aniquilado por completo hace ya bastante tiempo.
Sin embargo, yo me digo a mí misma "tú para delante, que esto es temporal. Te sirve para hacer realidad un sueño mejor". Y así es, yo, palante.
Mañana me espera comunión y bastante lejos además pero allí estaré yo, con mi sonrisa de oreja a oreja apuntando y disparando con mi cámara de fotos. No tienen ni idea de lo que les espera (ojalá pudiera poner aquí un audio con una risa maléfica, así como de Frankenstein).

Y el lunes, a buscar barniz, pintura blanca y turquesa porque la semana que viene toca embadurnarse en acrílicas. Señores, que ya hemos rebasado el primer mes de reto y sólo nos quedan dos más. Qué estrés y ¡qué ganas!


3 comentarios:

  1. jejeje se ve que hoy te has levantado con el pie izquierdo, ya verás como mañana todo sale mejor. Un besazo.

    PD: Oye, que yo disfruto de la vida de lunes a domingo!! :)

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  2. Pues claro que sí, leche! Es por sacarle punta a esto del paro. Mañana te cuento so wapa

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  3. Jeje...lo de las bodas lo cuentas, que quita las ganas al más pintao! Qué arte... lo has descrito tal cual!

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